domingo, julio 29, 2007

No sólo el tiempo de la vida se me escapa, sino también sus sensaciones.
Como aquélla fatídica pestilencia que nublaba la vida de la familia Usher, esa que impedía sentir, así mi vida se apaga de a poco, vacía de sensaciones vitales.
Una sonrisa correspondida, una palma de afecto, alguien que me mire a los ojos y me diga que me necesita, que formo parte de su vida y de su corazón.
Nada.
Y ¿qué vale un amanecer cuando no hay fuego adentro?.
¿Qué es la amistad si el corazón ya no puede compartir nada?.
¿Cuál será la definición de la alegría?.
Felicidad es sinónimo de tristeza, cuando no se puede compartir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto me hizo recordar mucho a un poema de Kavafis Konstantino:

Regresa a menudo y tómame,
sensación que amo, regrasa a menudo y tómame...
cuando el recuerdo del cuerpo revive
y un viejo anhelo atraviesa de nuevo la sangre,
cuando labios y piel recuerdan
y las manos sienten como si tocaran otra vez.

Regresa a menudo y tómame en la noche
cuando labios y piel recuerdan...

ECTRUST