miércoles, julio 11, 2012

Uno


Uno no muere enseguida, o de repente. No. El cuerpo muere así. Pero uno, más allá del cuerpo, va muriendo de a poco, muy de a poco. El cuerpo es lo último que se desvanece, cuando ya todo lo demás ha caído.

Uno va muriendo de a poco, a través de pequeñas heridas. Ínfimas, cotidianas, reiteradas. Al principio, uno ni se da cuenta de esas existencias. Es la acumulación lo que las delata. Entonces, esas ínfimas laceraciones nos molestan. Pero seguimos. Persisten, pero andamos. Algún día, esas molestias se transforman en heridas. O también, aparece una grande y fuerte que nos trastorna y, a partir de allí, las cosas ya no serán iguales.

Otro día, nos damos cuenta de que llevamos un peso del que no nos podemos desembarazar, y que ese peso nos amarga la existencia. El peso es la suma de incontables heridas, algunas grandes, otras insignificantes. Y el convencimiento, la certeza temible y brutal de que no importa lo que hagamos, el destino siempre intervendrá a favor de ellas, y en contra nuestra. Así, comienza a morir primero nuestra felicidad, que ahora se transforma en algo raro, esquivo, circunstancial. Nace el miedo, la ansiedad por la inminente nueva herida. Ese diario transcurrir entre fantasmas se torna abrumador. Entonces un día, (otro día) nos damos cuenta de que nuestro recuerdo está lleno de tristezas, de abandonos, de soledades, de humillaciones y de fracasos. De traiciones, de injusticias, de vergüenzas, de dolores, de llantos y de angustias. Y nos damos cuenta de que lo que era el sol diario, ahora es una pálida luna. Y con el tiempo, sólo nos queda una  estrella que titila de vez en cuando. La alegría es un recuerdo vago, lejano, mítico. Luz Que Se Apaga. El Resplandor Herido.

Ahí recién, llegados por este camino, acostumbrados a una existencia gris, muere la esperanza. No se equivoquen, no es lo último que se pierde. Esos son dichos románticos sin fundamento. La esperanza nos abandona bastante antes que la vida. Para nosotros, para uno, la esperanza siempre ha sido mala, porque nos ha engañado una y diez mil veces. ¿Por qué, sino, los dioses la habían dejado en la caja de Pandora, junto con los otros males de la humanidad?.

Al final, sólo resta un mínimo de voluntad. No, no es voluntad. La voluntad nos mueve. Lo que nos va quedando, es una falsa esperanza. Un resabio, un suspiro de lo que alguna vez fue la esperanza. Como aquélla, ésta es también oscura. Porque también nos engaña. Ese resto, mezcla de indolencia y de negación, nos arrastra. En verdad, uno ya no está vivo. Por dentro, lo que alguna vez fue un hombre, un mundo de vida anhelante, un mar de corrientes y de estruendos, hoy es un vacío gélido y yermo. Sólo persiste en nosotros ese virus obstinado y tenaz al que llaman vida. No es fácil vencerlo. Eso es lo último que muere cuando todo lo demás lo ha abandonado, cuando la última de las pequeñas luces se apagan en cielo de su mísera existencia.

lunes, junio 18, 2012

Dinastía de Soles

Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres
como los niños de la medianoche.
El soplo de luz en mis huesos cuando escribo la palabra tierra.
Palabra o presencia seguida por animales perfumados;
triste como sí misma, hermosa como el suicidio;
y que me sobrevuela como una dinastía de soles.

Alejandra Pizarnik

domingo, septiembre 25, 2011

Diez mil millones

Diez mil millones de adioses.
Miradas no correspondidas, domingos de café y soledad.
Mis celebraciones secretas y mis fracasos multitudinarios.
Cuarenta años en la piel que parecen milenios.

domingo, octubre 03, 2010

En mi cama, por las noches

En mi cama, por las noches,
busqué al amor de mi vida.
Lo busqué y no lo encontré.
Entonces me levanté
y recorrí la ciudad
buscando al amor de mi vida
por las calles y las plazas.
Lo busqué y no lo encontré.
Pregunté a los guardias
que hacen la ronda de la ciudad:
"¿No han visto ustedes al amor de mi vida?".

El cantar de los cantares
Cap. 3, vers.1-3

miércoles, agosto 04, 2010

Llévame II

Quiero olvidar que vivo: llévame a donde sea;
Enrédame en tu alma; la aurora centellea.

Tómame entre tus manos como blanco capullo
Y muéstrame a los dioses con gloria y con orgullo.

¡Llévame! Está la noche muy negra y muy sombría!...
La muerte por los mundos anda de cacería.

Hazme olvidar lo mucho que me pesa en los hombros
Esta carga pesada de pesados escombros.

¡Libértame! En tus manos yo quiero pesar menos
De lo que pesan—luces—los pensamientos buenos.

Liviana más que el aire, más que el aire liviana;
Como globo de espuma que asciende en la mañana.

Espuma, brisa, aroma, capullo, flor, fragancia:
Llévame para siempre sin rumbo ni distancia.

Alfonsina Storni

lunes, julio 19, 2010

La Puta de Babilonia

LA PUTA, LA GRAN PUTA, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó a Constantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristo el rabioso y a Pedro el estúpido; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige la libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la reprimida, al represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana, la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la limosnera, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la católica, la apostólica, la romana, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar.

Fernando Vallejo
La Puta de Babilonia

jueves, julio 15, 2010

Peace my heart

Peace, my heart, let the time for the parting be sweet.
Let it not be a death but completeness.
Let love melt into memory and pain into songs.
Let the flight through the sky end in the folding of the wings over the nest.
Let the last touch of your hands be gentle like the flower of the night.
Stand still, O Beautiful End, for a moment, and say your last words in silence.
I bow to you and hold up my lamp to light you on your way.

Rabindranath Tagore