sábado, abril 17, 2010

Llévame

Quiero olvidar que vivo: llévame a donde sea;
Enrédame en tu alma; la aurora centellea.
Tómame entre tus manos como blanco capullo
Y muéstrame a los dioses con gloria y con orgullo.
¡Llévame! Está la noche muy negra y muy sombría!...
La muerte por los mundos anda de cacería.
Hazme olvidar lo mucho que me pesa en los hombros
Esta carga pesada de pesados escombros.
¡Libértame! En tus manos yo quiero pesar menos
De lo que pesan—luces—los pensamientos buenos.
Liviana más que el aire, más que el aire liviana;
Como globo de espuma que asciende en la mañana.
Espuma, brisa, aroma, capullo, flor, fragancia:
Llévame para siempre sin rumbo ni distancia.

Alfonsina Storni

Animal Cansado

Quiero un amor feroz de garra y diente
Que me asalte a traición en pleno día,
Y que sofoque esta soberbia mía,
Este orgullo de ser todo pudiente.
Quiero un amor feroz de garra y diente
Que en carne viva inicie mi sangría,
A ver si acaba esta melancolía
Que me corrompe el alma lentamente.
Quiero un amor que sea una tormenta,
Que todo rompe y lo remueve todo
Porque vigor profundo la alimenta.
Que pueda reanimarse allí mi lodo,
mi pobre lodo de animal cansado,
Por viejas sendas, de rodar, hastiado.

Alfonsina Storni

Dolor

Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar
Con las grandes olas, y las rocas muertas,
Y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;
Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear;
Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;
Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;
Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.

Alfonsina Storni

miércoles, abril 14, 2010

El llanto de Al Andalus

Apenas comenzado el año de Nuestro Señor de 1492, siendo el 897 de la Hégira del profeta Mohamed, la joya de Al Andalus, la ciudad de Granada, cayó en manos de los Reyes cristianos Don Fernando y Doña Isabel.

La perdió en fiero combate el rey Muhammad XI; Boabdil le decían los fieles de Cristo, pero había nacido con el presumible nombre de Abu 'Abd Allāh.

Al abandonar su ciudad querida, después de entregar las llaves a los reyes de Castilla y Aragón, Boabdil miró atrás y viéndola tan magnífica, lloró sin consuelo.

Entonces, su madre Aixa, la sultana, lo corrigió: "Haces bien en llorar como mujer lo que no has sabido defender como hombre".

Mientras tanto, los reyes cristianos lloran por la inconmensurable belleza de la recién descubierta Alahambra. Tan imponente es, que no se atreven a mancillarla con cruces o bautismos.

Todos lloran: por Al Andalus, y por la gloria perdida de la dinastía Nazarí.

lunes, abril 12, 2010

La felicidad y el suicidio

"Quizá la más notoria característica de la madurez sea la aceptación de la felicidad posible y, consiguientemente, de todas las incapacidades del mundo. Comprendemos todo lo que no podrá ser -la felicidad absoluta, la plenitud- y vivimos conforme a esos muros y sus limitaciones. Todo ello es razonable, mesurado, equilibrado, y puede implicar un nada desdeñable grado de felicidad acomodaticia, de dicha reducida. Tal vez radique ahí buena parte de la sabiduría. Por el contrario, el inmaduro (tras la edad de la inmadurez) se define por no aceptar los límites y buscar en todo momento la plenitud total que caracteriza a la adolescencia antes de decidirse. Aspira a un todo encendido, y, al no conseguirlo y no cejar en el intento, resulta (para los demás) raro, quimérico, infantil. Se empeña en conseguir imposibles, y, al ir siendo arrojado de las sucesivas e inalcanzables alturas, ha de refugiarse en la muerte como pasión y solución. Como el único imposible -esto es, más allá- posible y aun deseable.

Un inmaduro -según lo acabo de describir- es un ser sufriente. Padece en sí todas las contradicciones de la vida, las desgarraduras todas de los opuestos que, sin embargo, son apetecibles. Pero halla en esta tensión un grado de creatividad muy infrecuente, y una pasión por la vida que, aunque parezca arrastrarle a lo contrario, es apetito de gozo e intensidad. Claro que habitualmente el inmaduro -inadaptado a la vida corriente- es un ser que se autodestruye, de alguna manera, porque eso es precisamente la vida, de la que la felicidad acomodaticia se preserva."

Luis Antonio de Villena

Noche

¡Noche, oh noche!
¿Qué has fallado y callado?
Llevo sombrero de copa.
Nadie está conmigo...
Soy un solitario...
Ante el espejo destrozado.

Hasta pronto, amigo, no sientas lástima,
sin dar la mano me voy, sin palabras.
En la vida, morir no es nada nuevo
ni es nada nuevo vivir, por supuesto.

Sergei Esenin

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!

Manuel Machado

Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres
como los niños de la medianoche.
El soplo de la luz en mis huesos cuando escribo la palabra tierra.
Palabra o presencia seguida por animales perfumados;
triste como sí misma, hermosa como el suicidio;
y que me sobrevuela como una dinastía de soles.

Alejandra Pizarnik

miércoles, abril 07, 2010

El triunfo del genocidio

"En una extensión equivalente a un mes y veinticinco días de marcha, he arrasado los distritos de Elam. He esparcido allí la sal y plantado zarzas. Me he llevado a Asiria, como botín, a los hijos de los reyes, los hermanos de los reyes, los miembros de la familia real, jóvenes y viejos, los prefectos, los gobernadores, los caballeros, los artesanos.
Me he llevado también a los habitantes, hombres y mujeres, adultos y niños, caballos, mulas, rebaños de ganado mayor y menor, más numerosos que una plaga de langosta. He traído a Asiria el polvo de Susa, de Madaktu, de Haltemas y de sus otras ciudades. He suprimido en el campo la voz del hombre, el paso de los rebaños, los gozosos gritos de alegría, y los he sustituido por onagras, gacelas y demás animales salvajes."

Assurbanipal, rey de Asiria.
Circa 669 A. de C.

sábado, abril 03, 2010

El rey enamorado

Así habló Ur Nammu, rey sumerio, el rey enamorado:

"Para Innana, su dama, Ur-Nammu, el hombre poderoso, rey de Ur, rey de Sumer y Acad, ha construido su templo."

Y aquí sus palabras, transcriptas tal y como sonaron hace cinco mil años:

"Innana nin-ani ur-nammu nita-kala-ga lugal-uri-ma lugal-ki-en-gi-ki-uri-ke e-a-ni mu-na-du."

Es el registro más antiguo que se conoce de un enamorado. Innana ya no está. Tampoco camina ya por Ki Engi su amado y poderoso rey. Pero la impronta de su amor perduró a través de los siglos en una tablilla de arcilla.