viernes, mayo 08, 2009

Llantos callejeros

Hoy vi a una chica llorando.

Iba por la calle, tapándose las lágrimas, como si llorar fuera una vergüenza. Era joven, adolescente. Me pregunto por qué me llama o nos llama tanto la atención cuando alguien llora en público. ¿Acaso no sabemos lo que es llorar?; el dolor, ¿debe ser siempre un acto privado?.

Hace un tiempo ví también una nenita de unos tres años o menos, caminando por una peatonal con su mamá al lado. La chiquita llevaba dos inmensos (para ella) paquetes de pochoclos y deambulaba con toda la dificultad que supone a esa edad caminar. De repente una de las bolsas de pochoclos se lo volcó y la mitad del contenido se desparramó sobre la peatonal. La chiquita no terminó de sorprenderse que la mamá le gritó y le sacó violentamente la bolsa y media que le quedaba y comenzó a caminar, dejándola atrás.

Pude ver la cara de la nenita. A la sorpresa de los pochoclos derramados, se le sumó el injusto enojo de la mamá. Se puso a llorar y nada me pareció más triste que esa enanita de la vida, sola, llorando en medio de una multitud de gigantes que, indiferentes a su alrededor, no querían entender su tristeza.