domingo, julio 19, 2009

“Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí, vos, que ya estabas acostumbrado a saber que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con que te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado. ¡Pero con el sobretodo te quedaste!. Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevás la contra? Antes no te importaba nada y ahora te importa todo.
Y protestás. ¿Y por qué protestás? ¡Ah, no hay té de Ceilán!, eso es tremendo. Mirá qué problema. Leche hay, leche sobra; tus hijos, que alguna vez miraban la nata por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta. ¡Pero no hay té de Ceilán! Y, según vos, no se puede vivir sin té de Ceilán. Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero ahora me planteás un problema de Estado porque no hay té de Ceilán. Claro, ahora la flota es tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo, pero..., ¡no hay té de Ceilán!”

Enrique Santos Discépolo
1951

jueves, julio 16, 2009

Parecidos

¿En qué se parecen los liberales y la jerarquía católica?...menos en los ropajes, ¡¡¡en todo!!!.
Veamos:

La Iglesia habla con sentencias. Las mismas constituyen su dogma. No explican nada, hemos de creer en ellas o no. "Jesus resucitò". "Cojer està mal".(menos para los sacerdotes, claro).
Los liberales tambièn lanzan sentencias (y como la biblia hace muchos siglos que se repiten a sì mismos aunque la realidad haya cambiado...), por ejemplo: "el mercado se autorregula".

La iglesia se llena la boca hablando de "la opciòn por los pobres", pero te cobra el casamiento, el bautismo, la vela a San Cayetano, maneja bancos, finanzas, inversiones, joyas, etc....
Los liberales afirman que sus recetas salvan a los pobres del populismo...y eso puede ser cierto. De lo que no los salva es de la recesiòn, de la pobreza, de la desnutriciòn, de la falta de oportunidades, de la desigualdad...

La iglesia en la Argentina apoyò sobre todo el ùltimo golpe militar...Los liberales tambièn, y de la mano de Martinez de Hoz, Alsogaray y tantos otros detruyeron en 30 años lo que quedaba de la industria nacional y de la clase media.

La Iglesia sigue afirmando las mismas leyendas desde hace 2000 años: que el gènesis, que el fin del mundo, que la tierra es el centro del universo, etc...y por mantener esos dogmas persiguiò y matò.Los liberales en nombre de la libertad, del mercado y de la libre empresa (simpre en nombre de palabras bonitas) vacìan paìses y esquilman poblaciones enteras, sòlo para que unos pocos se hagan inmensamente ricos...

La iglesia creò el opus dei...para no sentirse culpable de sus riquezas obscenas...¡y los liberales se afiliaron al opus dei para calmar sus conciencias!!!!¿Más claro?...echàle agua (bendita).Chau.

sábado, julio 04, 2009

Barbijos mentales

Hay en el país una inconmensurable abundancia de estupidez. Los medios y los grandes laboratorios, junto con otras muchas grandes empresas lo saben. El resultado casi inevitable de esta ecuación es la gripe porcina, entre otras tantas histerias. Nunca sabremos si fue creada en laboratorio, como nunca sabremos quiénes mataron a Kennedy, aunque la verdad, muchas veces, se intuye.

He visto gente al borde de un ataque de nervios, sintiendo realmente como si la parca anduviera por la calle a plena luz del día. He visto a imbéciles de toda edad y nivel socioeconómico agotar reservas de alcohol en gel; he visto a estúpidos de toda laya pontificar sobre los peligros del mal porcino y sobre las medidas que se deberían tomar. He visto, por último, a médicos que callan y dicen, como los medios, sólo una parte de la verdad, lo cual es, al fin y al cabo, lo más parecido a la mentira.

Sólo importa actuar, si la tele lo dice, hay que comprar barbijos y gel. Nadie une ideas, nadie razona, nadie investiga un poco más. 44 muertos por deficiencias respiratorias o inmunológicas ponen en alerta máxima a un país. Lástima que no ocurre lo mismo cada año con los 3000 que mueren de gripe común, o las decenas de miles que fallecen por accidentes de tránsito. No hay mente, ni pensamiento, ni espíritu crítico. Es el instinto puro, es el imbécil, el neocavernícola, el summun de la idiotez.

Pero el experimento ya está hecho: ahora sabemos que basta hacer sonar una alarma para que el rebaño salga corriendo a comprar lo que se diga, y se ponga barbijos y enjuague sus manos hasta el hartazgo con gel. En otra ocasión -porque habrá otras, a no dudarlo- serán otros los productos a consumir en la histeria programada.

Pero la estupidez se paga muy cara. Ahí están los yanquis con su adorado Bush. Ahí los alemanes con Hitler y nosotros, con De la Rúa y, más cerquita en el tiempo, los porteños con don Macri, quien, recordemos, vetó la ley que creaba un laboratorio porteño que crearía medicamentos genéricos y que hoy podría estar abasteciendo de gel al rebaño pelotudo.

Pero no se preocupen: cuando los estúpidos se queden en sus casas, dejen de consumir, ahí sí, ya verán, la gripe porcina pasará a la historia. Porque los que mueven los hilos pueden tolerar cualquier cosa, menos que se deje de consumir.