domingo, noviembre 04, 2007

Círculo de Lectores

“Ese libro es interminable” me dijo el viejo librero. “Mhm”, asentí yo, simulando haber entendido. Creo que aquél gesto de soberbia fue el que me condenó.
Lo compré junto con otros para disimular. El prólogo, una vez más, advertía: “Este libro es interminable”. Sentí aquella curiosidad irreverente del arqueólogo ante una nueva tumba recién descubierta. Me dediqué a la lectura de aquel libelo por décadas. El texto se repite una y otra vez, como una espiral infinita. Confío en que un arqueólogo más prudente me encuentre un día hecho un esqueleto, y no pose sus ojos en mi libro.

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