sábado, noviembre 11, 2006

Escrito al azar

Más que una mansión, aquel lugar, aquella construcción era un verdadero palacio imperial. Los jardines evidenciaban las expertas tijeras de jardineros profesionales.

Busqué en el directorio un mapa sobre aquél paraje extraño, mientras me acurrucaba más cómodamente en el almohadón naranja del tren.

Con mi birome de mil viajes hice un círculo azul en el mapa. Un paisano dejó de pedalear al paso de mi tren, y una galletita cayó sobre mi mapa, en un descuido imperdonable de mi lesbiana compañera de asiento.

La miré con seriedad y me devolvió una sonrisa tímida. Su guarnición adicional de almuerzo era devorada con una técnica mixta de palitos chinos y tenedor. Su vestido era una antología del menú del día. Su interrupción, una blasfemia para mi mapa.

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