domingo, agosto 30, 2009

El oráculo

Un antiguo rey aqueo estaba por iniciar la guerra contra sus vecinos jonios, pero antes de lanzarse a tal empresa decidió consultar al oráculo. Envió, pues, a su esposa con la siguiente pregunta: "¿Triunfaré o moriré en la guerra que estoy por comenzar?".

Los sacerdotes consultaron a la pitonisa y dieron la respuesta del oráculo, por escrito, a la esposa del rey. Decía así: "Irás vencerás nunca en batalla morirás". Convencido de que los astros estaban a su favor, el rey inició la guerra a la mañana siguiente, con estas palabras: "Ya ves mujer, los dioses están conmigo, la victoria está asegurada".

En la primera batalla, el rey, que iba al frente de sus hombres, fue ensartado por una lanza enemiga, levantado por el aire y arrojado al medio de las hordas enemigas. Desmoralizado por tan indigna y sorpresiva muerte, su ejército se batió en retirada. Muchos murieron. La guerra había terminado.

Enterada la esposa del rey del desastre, corrió al oráculo para quejarse por las falsa profecía dada. El sacerdote, con calma, tomó el pergamino en donde habían anotado la respuesta de la pitonisa y, añadiendo un par de comas al texto, explicó: "Su majestad ha interpretado erróneamente al oráculo, pues su mensaje era claro como el agua: Irás, vencerás nunca, en batalla morirás".

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