sábado, marzo 22, 2008

A veces pasa: me mirás.
Y yo lo siento así,
como un sueño lindo, sereno,
para abrazar la mañana
y desperezarse sonriendo.

Me despierto y me hago niño,
me apaciguo en tu sonrisa.
Me basta esa dosis mínima,
justa, chiquita, de tu mirada.
Y ya nada más pretendo.

Una palabra, una insinuación,
un pacto, un juramento:
una mirada, nada más,
y el infinito es un momento.

No hay comentarios.: