domingo, junio 13, 2010

Quiero que sepas

No es tarde.

Sé que de alguna manera sabrás de esto. Las madres lo intuyen todo. Antes no hubiera podido decírtelo: yo no estaba listo y vos tampoco. Tu enfermedad fue siempre cruel, acaso menos que tu propia vida. Quiero que sepas que siempre me hiciste falta, y que esa ausencia no se borrará jamás. No es un reclamo, es una triste apreciación del presente.

Estoy lleno de "hubieras". Me hubiera gustado estar más seguro de que me quisiste. Me hubiera gustado que me lo demostraras más. Me hubiera gustado que hubieras tomado el toro por las astas y así tal vez se hubiera podido salvar algo de la familia. No te culpo por no haber podido, porque ya habrás constatado que llegamos desamparados a esta vida amarreta y nos llenan de números y de letras pero ah!, perqueño detalle: no nos enseñan lo principal, que es cómo vivirla. Me hubiera gustado que, antes de irte, me hubieras necesitado. Hubiera ido corriendo. Yo necesitaba eso, tal vez como confirmación de que, en el fondo, muy en el fondo, me querías. Voy a vivir con esa duda, pero voy a tratar de que no me atormente. No es eso lo que me cuesta en estos días, ni me costará de aquí en adelante.

En estos días, no sé por qué, siento tu ausencia. Es extraño, no la había sentido nunca desde que me fui de casa. No la sentí tampoco cuando me avisaron que finalmente habías dejado de sufrir. Pero la cuestión es que la siento. Percibo ahora tu muerte y no sé por qué pienso en vos. Acaso quiero creer que algunas de las cosas buenas que me están ocurriendo son, en parte, mimos tuyos que me enviás desde allí, desde donde sueño que estás.

Me cuesta reafirmarme en la vida. Me balanceo y me muevo de a ratos por ese borde extremo de pasión general y desgano absoluto; tan extremos, tan típicos de mi carácter. Me cuesta seguir y sé que no soy el único ni el que peor está. Sé que la vida es, para la mayoría, un tramo cuesta arriba que no termina nunca. Pero me duele porque tu ausencia original me marcó y ahora se multiplica por millones en extensión, en profundidad, en peso.

Quiero que sepas que no hay rencor, que ya no hay odio en mí. Quiero que sepas que el viernes te prendí una velita y dormí con su luz hasta que se apagó. Lo hice porque sentí tu ausencia y porque era la forma que encontré entre el desorden de mis creencias, para simbolizar eso que sentía.

Quiero también que sepas que hay gente por acá que por suerte ha visto el fondo de lo que soy, y por eso me aprecia y me cuida. No estoy tan solo como yo creía. Y sin embargo, me falta compañía. Quiero seguir creyendo que estos mensajes te llegan. Que me mirás y que me comprendés como yo llegué a comprenderte. Y que tal vez algunas de las cosas buenas que me están pasando tienen un empujón tuyo. Así, con esa ilusión, podría seguir adelante y hacer como que la soledad y su persistencia no me hagan aflojar. En el fondo, lo saben algunos, quiero vivir. Y mucho. Quiero levantarme.

1 comentario:

Edigrey dijo...

Que heavy!, dicen que las cosas llegan cuando tiene que llegar, y talvez por eso llegue a leer justamente hoy este post, me mato de verdad, cada palabra, las sentí mías, pude encontrarme en esas lineas e increiblemente me sacaste un par de lágrimas :)